Mis pensamientos fundamentales son los siguientes:
1.- Dentro del universo, y bajo un concepto lo más neutral posible, lo bueno es aquello que hace crecer al infinito. Es decir que lo bueno es aquello después de pasado mucho tiempo (casi infinito), tiene el efecto de hacer crecer, de desarrollar algo.
2.- Lo malo es lo opuesto, tiene el efecto al infinito de destruir las cosas.
3.- Lo bueno y lo malo solo pueden ser calificados en las acciones
4.- La vida es
5.- Un ser humano, antes que todo, es un ser vivo, por tal ha de reconocer eso y elaborar sus principios en cuanto a ello. Por tanto como ser vivo ha de preservar, promover la vida y contribuir a la estabilidad y armonía de la naturaleza que le rodea, ese ha de ser el primer principio de todo ser humano.
Asi pues, un ser humano que piense en este principio primero que nada:
- Amará la vida, no la propia ni la ajena. Sino la vida en general, la vida como el regalo más preciado que cualquier ser vivo tiene. La vida hace al ser vivo y hace al ser humano.
- No matará bajo ninguna circunstancia. En el caso de defender la vida propia o ajena ha procurar la menor baja de vidas posible, teniendo en cuenta que toda vida vale lo mismo, es vida.
- Examinará más detenidamente cuando se trate de defender una vida por la otra. Esto es totalmente inconcebible y debe evitarse a toda costa. Las guerras son inaceptables.
- Promoverá el máximo desarrollo de la vitalidad de las personas. Una persona viviendo un estilo de vida de consumo de sustancias tóxicas y dañinas al organismo, además contaminando el medio ambiente, a si mismo y a los demás, no ha de ser aceptado ni permitido.
- Promoverá la vida de todo su entorno, aceptando que todo forma parte de un ciclo que si lo rompemos amenazará nuestra propia vida. En la naturaleza todos los seres vivos están relacionados entre sí y si alguien rompe el equilibrio, como en la economía, entramos en crisis.
Como ya ven, un solo principio deducido de análisis muy simples, puede conllevar a toda una revolución de principios y ética. Algo tan simple y tan tremendemente efectivo. Todo ser humano, independientemente de su formación, puede entender, aceptar y adoptar este principio como el más fundamental.
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